
29 Ago Actividad de ELE: el mercadillo chiní-chinó
¿Alguna vez habéis estado en el Rastro? Puede ser una buena pregunta para empezar esta actividad de ELE. Si alguno de los estudiantes lo conoce le invitaremos a que comparta su experiencia con los demás. Con esta pregunta pretendemos llevar a los chicos a la idea de mercadillo con lo que habremos conformado un pequeño contexto a través del cual introduciremos la actividad.
El siguiente paso es decirles que hoy vamos a ir a un mercadillo un poco especial: “El mercadillo chiní-chinó”. Aquí el warmer acepta alguna variable, por ejemplo, podemos hacer que los estudiantes nos hagan preguntas a nosotros o podemos sacar a un estudiante de la clase para explicarle las reglas y que sea él quien responda a las preguntas. Lo lógico sería escoger a un estudiante con un nivel alto dentro de la clase si optamos por la segunda opción.
Como la solución del juego pasa por que los estudiantes descubran esta relación gráfica, será conveniente que haya una persona que escriba las cosas que no se pueden comprar y otra las cosas que sí.
La cuestión es que no se pueden comprar palabras que contengan la “I” o la “O”, de tal manera que si un estudiante pregunta si se pueden comprar libros, la respuesta será no. ¿Ropa? Tampoco. ¿Una falda? ¡Sí! Evidentemente, falda no contiene ninguna de las vocales prohibidas por lo que ya tenemos nuestro primer objeto. Aquí puede haber alguna expresión de sorpresa o de confusión ya que hemos dicho que ropa no pero una falda sí. La aclaración es fácil, como ya hemos dicho, es un mercadillo muy especial. Sin mayores problemas continuamos con la dinámica durante unos minutos para que acumules un número suficiente de objetos que se puedan o no se puedan comprar.
La dinámica se basa en la curiosidad de los estudiantes. Esto hace que suelan sentirse muy atraídos por la actividad, muy atentos e involucrados en descubrir el misterioso factor común que relaciona los objetos que se pueden comprar en el mercadillo. Sin embargo puede ser que lleguemos a un momento de desánimo o estancamiento si no consiguen detectarlo, en ese caso les iremos dando pistas para ayudarles, del tipo “El misterio está relacionado con las letras de las palabras” e iremos aumentado el grado de obviedad en las siguientes hasta que consigan resolverlo.
Cuando llegan a la solución remarcaremos el hecho de que “Chiní-chinó”, en realidad es una referencia a “Sin i- sin o”. Esto habitualmente genera risas entre los estudiantes y fomenta ese clima agradable y libre de estrés que tanto buscamos en el aula para fomentar la participación del alumnado. Es una actividad muy rentable ya que además de trabajar con el plano afectivo también sirve para repasar el vocabulario de los estudiantes.
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