Pronunciación: identidad lingüística y aculturación - LAE Formacion
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Pronunciación: identidad lingüística y aculturación

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Pronunciación: identidad lingüística y aculturación

Últimamente hemos estado trabajando mucho con la fonética en LAE Formación, tal vez porque suele ser una de esas cenicientas de las que los profesores de español en general nos hemos preocupado menos, siguiendo la máxima de “eso ya lo aprenderás al hablar con nativos”. Este precepto autodidacta es completamente infundado porque, si fuera cierto, cualquier extranjero que viviese una temporada en un país hispano parlante tendría una pronunciación de nativo, lo que, evidentemente, no es así.

En este artículo quiero tratar algunos aspectos psicológicos y sociológicos del aprendizaje de la pronunciación de una lengua extranjera, como son la identidad y la aculturación. Así, este texto está inspirado en diferentes artículos y libros que me han proporcionado una visión diferente sobre el proceso de aprendizaje de esta competencia comunicativa. Me han resultado tan interesantes y reveladores que he pensado en compartir mis reflexiones con vosotros.

La identidad lingüística

Cuando nos comunicamos oralmente lo hacemos a través de nuestra voz. Con voz no nos referimos tan solo al timbre, sino a nuestra forma de articular, nuestro volumen, ritmo, expresiones que usamos, etc. Todo esto conforma una identidad lingüística que influye de manera directa en nuestro auto-concepto. Nuestra voz es una parte muy importante de quiénes somos, cómo nos relacionamos con los demás y lo más importante, de cómo pensamos que somos, cómo percibimos nuestra persona… Esto es el auto-concepto.

Bien, pues esta percepción se puede ver seriamente amenazada por la pronunciación de la L2 ya que no controlamos los sonidos que producimos. Por un lado, los códigos socio-culturales que están muy ligados a la prosodia escapan a nuestra comprensión y control, por lo que podemos mostrarnos de una manera diferente a la que pretendemos. Por otro lado, pronunciar de forma incorrecta algunos sonidos puede provocar malentendidos, o que directamente no nos comprendan, lo que supondría una grave pérdida de auto confianza del hablante, llevándolo a la frustración, o incluso a que el aprendiz abandone sus estudios, o los continúe desde una predisposición emocional negativa.

El acento

Parte del auto concepto está relacionado con la cultura nacional y regional, pero también son muy importantes el estrato social al que pertenezcamos, la edad, nuestra tendencia sexual, entre otros; todos estos factores etnolingüísticos son determinantes a la hora de conformar nuestra identidad. Aquí aparece un elemento muy interesante: el acento. Con el acento expresamos gran cantidad de información no necesariamente lingüística pero igualmente relevante para nuestro interlocutor. De este modo, podemos inferir una vez más que los estudiantes carecen de las herramientas necesarias para comprender partes del input que reciben de algunos hablantes nativos. Con esto no queremos decir que tengan que estudiar todos los modismos, o que sepan distinguir a un gaditano de un sevillano, pero sí que será interesante que os expongamos diferentes modelos de lengua y que, de pendiendo de la zona en la que estén aprendiendo, les orientemos hacia la producción de la fonética local, como norma general, esencialmente por el fin comunicativo que implica.

En este sentido me gustaría compartir con vosotros un caso muy personal. Hace ocho años mi hermano se fue a vivir a Asturias por cuestiones profesionales y allí echó raíces; está casado y tiene dos niñas maravillosas. Hace más o menos dos años mi hermana decidió acompañar a mi hermano en su proyecto y se marchó a su misma localidad. Pues bien, a día de hoy mi hermana ha adquirido un acento asturiano muy marcado, mientras que mi hermano que lleva algo más del triple de tiempo allí solo ha tomado ciertos rasgos fonéticos pero muchos más atenuados. ¿Cómo interpretar este fenómeno? De nuevo debemos recurrir a una óptica psicológica y sociológica. Este mismo caso aplicado al aprendizaje de idiomas nos indicaría que estamos ante el modelo de aculturación de Schumann por el cual el grado del éxito de la adquisición de una lengua que alcanzan los estudiantes depende de la voluntad del aprendiente de aculturarse.

Esa voluntad de adquirir un acento viene determinada por el deseo de integrarse en una nueva comunidad lingüística y para ser aceptado y reconocido como nuevo miembro de pleno derecho, los hablantes recién llegados imitarán al resto de la sociedad. De este modo, tendremos alumnos que deseen obtener un acento muy cercano al español, ellos serán individuos con una mayor permeabilidad del ego, es decir, no tendrán problemas en aculturarse para favorecer sus fines comunicativos, mientras que aquellos que mantengan una mayor distancia psicológica posiblemente querrán mantener su identidad extranjera, presentar a la comunidad como un elemento diferente a la mayoría, quizá exótico o simplemente porque no desea dejar de lado su L1 a la hora de expresarse oralmente. Esto no representa un problema y como docentes debemos respetarlo, pues no podemos decidir cómo deben participar los aprendientes en su proceso de integración en el grupo. Sin embargo, hemos de ser cuidadosos y vigilar que no se produzcan problemas comunicativos por causa de la pronunciación, y en ese caso sí que deberemos intervenir para velar por el correcto aprendizaje.

En resumen, nuestra identidad lingüística es una parte muy importante de nuestra personalidad, nuestra manera de hablar es una tarjeta de presentación importantísima. No obstante, al aprender una lengua nos encontramos un poco desamparados; ayudar a nuestros estudiantes a comprender y producir los elementos fonéticos de la lengua (por ejemplo, una prosodia adecuada) les será muy útil para desenvolverse con soltura en sociedad.

¿Adquieres el acento de los lugares que visitas con facilidad? Cuando hablas otras lenguas ¿Qué acento tienes? ¿Qué problemas de pronunciación has tenido cuando has aprendido otras lenguas? ¿Cómo crees que fue tu aprendizaje de la fonética? ¿Cómo te hubiera influido controlar ese aspecto?  Déjanos un comentario en nuestro Facebook, ¡queremos conocer tu opinión!

Por: Javier Loiro, Profesor Asistente de Dirección