El lenguaje castizo madrileño: una actividad para conocer su origen y vigencia - LAE Formacion
1277
post-template-default,single,single-post,postid-1277,single-format-standard,woocommerce-no-js,ajax_fade,page_not_loaded,,columns-3,qode-product-single-tabs-on-bottom,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-16.3,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-7.0,vc_responsive
 

El lenguaje castizo madrileño: una actividad para conocer su origen y vigencia

castizo. Lenguage castizo

El lenguaje castizo madrileño: una actividad para conocer su origen y vigencia

Ser gato es un privilegio y una responsabilidad. Por un lado mucha gente se sorprende y te dice que eres el primer gato que ha conocido en toda su vida. Por otro lado te hacen preguntas sobre tu ciudad que claro, debes saber responder porque si no tu imagen de madrileño castizo se desplomará tan rápido como se había creado. Siempre me ha interesado saber estas cosas, ya de pequeño me preguntaba por qué las calles se llamaban de esa forma, qué había pasado allí o quién era la persona que le daba nombre a la vía pública. Gracias a mi trabajo he aprendido más todavía, no soy ninguna eminencia pero sí un profesor de ELE motivado y curioso.

Un poco de historia

El tema de mis orígenes madrileños es algo que utilizo en mis clases de ELE para romper el hielo con mis estudiantes y debo decir que suele funcionar bastante bien. Es un momento que aprovecho para introducir un poco de educación transversal, hablando de Madrid como una ciudad que ha recibido mucha inmigración y que aquí todo el mundo es bienvenido. Si vives en Madrid, eres de Madrid.

Hay muchas anécdotas y curiosidades vinculadas a la ciudad de Madrid que podemos llevar al aula, sin embargo, hoy nos centraremos en otro tema quizá menos trabajado por su menor rentabilidad: el lenguaje castizo.

Bien, tratando de aportar algo de este “madrileñismo”, vamos a  trabajar con algunas palabras muy castizas que pueden servir para nuestros estudiantes de niveles C.

El origen de esta variedad dialectal se localiza a principios del s. XIX. Tras las guerras napoleónicas, el concepto de unidad vecinal se ve fortalecido y los habitantes de la ciudad empiezan a adoptar una prosodia particular a través de la cual se reafirma esta identidad colectiva.

En paralelo a esto empiezan a surgir vocablos, muchos  de ellos ya no los usamos y han caído en el olvido como parte de otra moda del lenguaje coloquial. Otras, por contra, siguen siendo de uso cotidiano entre los madrileños: napia, piños, pinreles, gayumbos, chupa, pasta, peluco, piti, pirao, chachi, menda, guindilla, trajinar, sobar, chanar, fetén, trena. Si sois madrileños daréis fe de que se usan de forma bastante habitual, algunos más que otros, pero siguen vigentes.

La actividad

Centrándonos en nuestra propuesta didáctica, plantearíamos una selección de no más de ocho palabras, pensando que se trataría de una sesión de una hora. Para introducir el tema podríamos pegar por las paredes de la clase 4 definiciones de “gato”, por ejemplo; animal doméstico de la familia de los felinos, herramienta que utilizamos para elevar un coche, persona nacida en Madrid cuyos padres y abuelos también han nacido en esta ciudad y tipo de licor que se bebe en Valencia como aperitivo. En parejas deberán pasear por la clase y discutir cuál creen que es falsa. Les damos el tiempo que consideremos oportuno (en mi opinión tres minutos son suficientes).

Posteriormente, ponemos en común todas las opiniones y les damos la respuesta. Seguramente les llamará la atención que sea una persona de Madrid y si no, llevamos su atención hacia esta acepción.

Para introducir el tema les decimos que los madrileños tenemos o tienen una forma particular de hablar; no habla igual una persona del norte que una persona del sur, o que una del centro de España. Entre tanto, la  muestra de lengua sería un texto con la transcripción de un diálogo en el que habría algunas de las palabras anteriores; como primera tarea les propondríamos que negociasen un título con su compañero.

A continuación deberán conectar con su definición o sinónimo en otro ejercicio, no les será muy difícil gracias al contexto, que intentaremos que tenga relación con el nivel, sin hacerlo demasiado fácil, siguiendo el principio de L+1.

Luego, trabajaríamos un con un bingo en el que el lenguaje meta sustituiría a los números pero en los cartones de los estudiantes habría imágenes. Evidentemente intentaremos gamificar la actividad otorgando premios al ganador del bingo pero también al ganador de la línea.

Más ideas

Al ser un nivel alto esta actividad no supondrá un gran esfuerzo para los alumnos y la llevarán a cabo a buen ritmo, por lo que al terminar la entrega de premios les daremos las tarjetas que hemos usado nosotros en el bingo para que las agrupen en las categorías que ellos crean necesarias, por ejemplo: pinreles, napia y piños son partes del cuerpo, gayumbos, chupa y peluco son ropa… Esta parte de la práctica será muy interesante porque predominará el aprendizaje colaborativo por lo que equilibraremos el STT que había estado bajo en la actividad del bingo.

Será interesante ver cómo los estudiantes producen un diálogo incluyendo un mínimo de cinco de estas palabras. En este momento yo recomiendo acotar un poco la situación para facilitarles el trabajo, así por ejemplo podemos darles el contexto de dos hermanos que están en casa un sábado por la mañana tras haber salido de fiesta la noche anterior, o dos compañeros de trabajo a primera hora un lunes. Otra opción muy válida es preguntarles en qué tipo de situaciones los madrileños usamos estas expresiones y permitirles inferir así los contextos que deberán elegir para desarrollar sus diálogos.

Les dejaremos unos minutos para crearlo y después lo representarán en un juego de roles. Mientras los compañeros estén trabajando con su role, tenemos dos opciones que no son excluyentes: la primera darles un trabajo a los espectadores de identificación del vocabulario madrileño, es decir, cada vez que alguien utilice un madrileñismo deben chasquear los dedos, o levantar la mano. La segunda sería introducir un personaje sorpresa, lo que consistiría en tener unas tarjetas previamente preparadas con un pequeño texto en el que explicase un nuevo personaje que debe intervenir en el diálogo.

Con la primera tarea pretendemos mantener  la atención y concentración de los estudiantes mientras sus compañeros ponen en escena su juego de roles mientras que con la segunda nuestra intención sería la de sorprender a los estudiantes para terminar la clase generando un aprendizaje memorable asociado a la diversión y un buen ambiente.

¿Pensáis que podríamos trabajar con otros dialectos en una clase similar? ¿Sería rentable hacer esta clase en otros lugares de la geografía española? ¡Seguro que sí!