Una actividad de expresión escrita motivadora: el cuento inducido - LAE Formacion
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Una actividad de expresión escrita motivadora: el cuento inducido

Una actividad de expresión escrita motivadora: el cuento inducido

 

Trabajar la expresión escrita en el aula de ELE suele generar cierta reticencia en los estudiantes, ya que normalmente se relaciona con trabajo con poca interactividad, complejo y en una situación comunicativa más formal (incluso los nativos cuando escribimos adoptamos un registro más culto). Es por esto que muchos profesores evitan enfrentarse a esta situación de discrepancia de intereses con los estudiantes. Sin embargo, esto tiene como consecuencia la desatención de esta destreza comunicativa, con lo que les estamos haciendo un flaco favor a nuestros chicos.

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Los alumnos justifican su desinterés por la escritura con su menor rentabilidad a la hora de ayudarles a mejorar su interacción, en la lengua que se está aprendiendo, de manera inmediata y en su día a día. ¿Quién necesita escribir cómo fueron sus últimas vacaciones o su primer día en un trabajo nuevo para comunicarse en su vida cotidiana? La percepción que tienen sobre su proceso de aprendizaje está más influida por su capacidad de expresión oral y comprensión lectora que por su capacidad de expresión escrita.

Como ya hemos comentado en otras entradas, la curiosidad y la motivación van de la mano y son fundamentales para generar un aprendizaje sólido. Para potenciar ambas nos serviremos de la creatividad, tanto de los estudiantes (haciendo que elaboren unas producciones significativas) como de los profesores (a la hora de presentar sus actividades y contextos en el aula).

En esta entrada vamos a hablar de una actividad que precisamente se basa en esto y podría utilizarse en cualquier momento de la sesión en función del nivel en que decidiésemos llevarla a cabo, desde un warmer en un C1 hasta una producción en A1.

En lugar de presentar un texto y proponer varias actividades para trabajarlo a posteriori, como las típicas preguntas de verdadero o falso por ejemplo, vamos a repartir una serie de preguntas a las parejas o tríos de estudiantes del tipo “¿Cómo se llamaba el agente secreto?”, “¿Cuál era su especialidad?”, etc., o también podemos pegar las preguntas por las paredes de la clase y hacerles circular por ella leyendo y respondiendo por parejas a las cuestiones. Conforme elaboremos las preguntas, el ejercicio  se encuadrará en un nivel o en otro del MCER, por lo que vemos la alta rentabilidad de esta tipología de actividad. Otra opción es que les pidamos que respondan por parejas de manera escrita, por lo que tendrán que negociar  lo que van a poner en el texto, con lo que se aumentarían al mismo tiempo la interacción oral y la motivación. En este momento les daremos las instrucciones que requiera nuestra actividad haciendo que trabajen con el lenguaje objetivo de la sesión (pretérito imperfecto, léxico de descripción física, contraste de pasados…). Vamos a aprovechar la monitorización para ejecutar la corrección de la actividad antes de pasar al siguiente punto de la actividad.

Una vez completada la actividad les entregamos el texto real para que busquen cosas en común con  el suyo: si han usado el mismo verbo, algún adjetivo que se repite o si la historia es aspecto en algún punto, etc…

Tras la puesta en común podríamos cortar la actividad si la hubiéramos planteado como un warmer. En este caso podría durar un máximo de 10 minutos, pero si la planteamos como una práctica tenemos la posibilidad de extenderla hacia una producción proponiendo la creación de una serie de preguntas que los propios estudiantes crearán por equipos o parejas. Al terminarlas, las pasarán a otro equipo o pareja para que creen una nueva historia y una vez concluida las pegarán en las paredes y podríamos crear un pequeño concurso con diferentes categorías: la más correcta gramaticalmente, la más divertida, la más sorprendente, etc… Al crear diferentes categorías hacemos que se repartan los premios, que todos se sientan productivos y recompensados por su esfuerzo. El reconocimiento por parte del grupo es una herramienta muy potente a la hora de generar motivación intrínseca por lo que sería una forma muy adecuada para cerrar la actividad dejando la clase en un punto elevado de energía.

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